La fisioterapia respiratoria: qué es y para qué sirve

Juan Romero
Juan Romero

La fisioterapia respiratoria es una subespecialidad de la fisioterapia que se enfoca en prevenir, tratar y estabilizar las disfunciones o alteraciones de la respiración. Su objetivo es mejorar la ventilación regional pulmonar, el intercambio de gases, la función de los músculos que intervienen en la respiración, la disnea y la tolerancia al ejercicio, entre otros problemas. Esta técnica se lleva a cabo en bebés, niños, adultos o ancianos con patologías respiratorias, ya sean primarias o derivadas de otras enfermedades.

¿Qué previene la fisioterapia respiratoria?

La fisioterapia respiratoria previene las disfunciones o alteraciones de la respiración, mejorando la ventilación regional pulmonar, el intercambio de gases, la función de los músculos que intervienen en la respiración, la disnea y la tolerancia al ejercicio, entre otros problemas. Además, ayuda a prevenir complicaciones respiratorias en pacientes con enfermedades crónicas del sistema respiratorio, como la EPOC, el asma, la fibrosis quística y las enfermedades neuromusculares.

¿Cuál es el objetivo de la fisioterapia respiratoria?

El objetivo principal de la fisioterapia respiratoria es mejorar la función respiratoria del paciente, mediante técnicas y procedimientos específicos que ayudan a desobstruir las vías aéreas, reeducar la respiración y readaptar al esfuerzo. Además, se busca mejorar la ventilación regional pulmonar, el intercambio de gases, la función de los músculos que intervienen en la respiración, la disnea y la tolerancia al ejercicio, entre otros problemas.

¿Qué enfermedades trata la Terapia Respiratoria?

La fisioterapia respiratoria es especialmente útil para abordar enfermedades crónicas del sistema respiratorio, como la EPOC, el asma, la fibrosis quística y las enfermedades neuromusculares. También es útil para procesos agudos, como la neumonía o el absceso pulmonar, o intervenciones quirúrgicas complejas, como los trasplantes pulmonares, cardíacos y hepáticos, u otras intervenciones de corazón y tórax.

¿Cuál es la importancia de la fisioterapia respiratoria?

La fisioterapia respiratoria es importante porque complementa y mejora el tratamiento médico, disminuyendo la necesidad y cantidad de medicación que debe tomar el paciente. Además, ayuda a prevenir complicaciones respiratorias en pacientes con enfermedades crónicas del sistema respiratorio, mejorando la ventilación regional pulmonar, el intercambio de gases, la función de los músculos que intervienen en la respiración, la disnea y la tolerancia al ejercicio, entre otros problemas.

Técnicas de fisioterapia respiratoria

La fisioterapia respiratoria consta de diversas técnicas, como el drenaje postural, los ejercicios de expansión torácica, el control de la respiración, la percusión torácica, la vibración torácica, la compresión torácica y la tos provocada y dirigida.

El drenaje postural es la técnica preferida y mejor tolerada para eliminar las secreciones. El objetivo es conseguir que las secreciones drenen por acción de la gravedad hacia los bronquios mayores, la tráquea, y conseguir expulsarlas con la tos. Para realizar el drenaje postural se coloca al paciente en la posición adecuada, según la zona del pulmón que se debe drenar. Así, se suele colocar al paciente en posición de decúbito lateral y en sedestación. Antes de empezar la técnica es importante que el paciente sepa toser y respirar de forma profunda. No debe realizarse cuando el paciente haya comido recientemente.

Los ejercicios de expansión torácica se realizan con inspiraciones máximas sostenidas con una apnea breve al finalizarlas. Se siguen de una expiración lenta, pasiva. Con los niños pequeños se utiliza también el llanto y la risa. El control de la respiración consiste en periodos de respiración lenta con relajación de los músculos accesorios respiratorios, además de ventilación con el diafragma. Esto se intercala con técnicas más activas, para permitir la recuperación y evitar el agotamiento del paciente.

La percusión torácica son golpeteos repetidos. En lactantes se hace con la punta de los dedos, en niños con la mano hueca o con mascarilla hinchable en las distintas zonas del tórax. La vibración torácica se coloca las manos o las puntas de los dedos en la pared torácica y, sin despegarlas, se genera una vibración con la espiración. Es una técnica que se combina con la compresión y el drenaje postural. El objetivo es desalojar de forma mecánica las secreciones espesas adheridas en las paredes bronquiales.

La compresión torácica hace más fácil la respiración al comprimir la caja torácica con un abrazo. De esta forma se aplica presión sobre el esternón y las porciones inferiores y laterales del tórax. En los bebés, no obstante, se hace presión con las palmas de las manos en la región inferior, anterior y lateral de la caja torácica.

La tos provocada y dirigida normalmente, cuando se despega la mucosidad de la pared, desencadena la tos. Si esto no ocurre, la tos se puede provocar aplicando una ligera presión en la tráquea, en el hueco supraesternal, cuando finaliza la inspiración. De esta forma, la tos permite la expectoración de la mucosidad por la boca, o su deglución. En pacientes intubados o con cánulas de traqueostomía la succión es la que sustituye a la tos, introduciéndoles una sonda en el tubo endotraqueal.

Valoración y diagnóstico funcional

Antes de realizar la fisioterapia respiratoria, el fisioterapeuta respiratorio realiza una anamnesis para valorar la disnea, el dolor, las expectoraciones, etc. También realiza una valoración de la dinámica y estática de la caja torácica, visual y manual, así como del modo y ritmo de la respiración. La exhaustiva auscultación del enfermo y sus ruidos respiratorios es importante para el diagnóstico funcional.

Además, se realiza una valoración de la musculatura respiratoria y procedimientos especiales de valoración, tales como espirometría, para determinar los parámetros ventilatorios básicos. La valoración pulsioximétrica, si fuera necesario, se utiliza para valorar el grado de saturación de oxígeno en sangre. El test de esfuerzo o de marcha se utiliza para informar sobre la adaptación fisiológica del organismo ante una carga muscular externa. También se pueden realizar pruebas complementarias, como gasometría, radiografías, etc.

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